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viernes, 10 de febrero de 2012

CÓMO SON LAS HADAS

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DESCRIPCIÓN FÍSICA DE LAS HADAS

Generalizar en una descripción que aúne a muchos seres siempre conduce a un gran error. Decir que los hombres soló piensan en lo mismo, las mujeres conducen mal, (y podéis añadir lo que se os ocurra), no es más que una sarta de disparates.


Incluso aunque uno de esos seres cumpliera la condición que le asignamos, y aunque coincidieran dos, y aunque generalmente se cumpliera, cada afirmación no deja de ser un tópico. (...) Temo decir que generalizaré en este capítulo, pero apoyándome en los rasgos más genéricos. Aquellas características que sean excluyentes y considere que no se cumplen en todas o en la mayoría de las hadas, las dejaré para cuando hable de ellas de modo individual.

Creo que no me equivoco demasiado si juzgo como primer rasgo común que las hadas son seres femeninos. Es cierto que su naturaleza no es tan estable o tangible como la del hombre, por lo que escojo el término de “espíritu femenino” para designarlas. En las hadas, a diferencia de los hombres, no podemos hablar de tamaños, edades o estatura, sino de aspecto.

Una de sus características más nombradas es la capacidad que tienen de cambiar de apariencia. Normalmente suelen elegir para presentarse la apariencia humana, y es bajo esta figura cuando protagonizan las historias de amor con mortales, aunque también pueden adoptar aspecto animal o vegetal. Las mujeres del río pueden convertirse en pez o medio-pez, las selkies en focas, o Melusina en serpiente. Otras, sin embargo, prefieren las plantas, convirtiéndose en flores y árboles.


Algunas teorías insisten en que no son ellas las que eligen poder cambiar de apariencia, sino que es nuestra mirada la que hace que las veamos de un modo u otro. No estoy de acuerdo con esta postura, puesto que si nos apoyamos en los relatos, comprobamos cómo en la mayoría de los casos son ellas las que en un momento concreto eligen su aspecto para darle una lección a los hombres o burlarse de ellos.


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Es cierto que en ocasiones no son ellas las que eligen su aspecto, sino que es un ser con más poder que ellas, un brujo o una bruja, quien lo elige. Algunos mantienen que las hadas no son las que cambian, sino que es nuestro pensamiento el que las hace cambiar de forma. Son como las imaginamos, las vemos como queremos que sean.
Yo prefiero pensar que son espíritus traviesos y burlones contra la seriedad humana, y si cambian de forma es para desmitificar la supuesta realidad en la que tanto cree el hombre. Algunas hadas, como las Lamias, se caracterizan por su espíritu de negación, dicen sí cuando quieren decir no, y no cuando quieren decir sí, y así lo hacen todo. Basta que creas algo para que ellas te demuestren lo contrario. Pienso que es su traviesa forma de ser la que las hace cambiar de tamaño. Si no me creen, pregunten a un niño, ¿es divertido disfrazarse, hacerse invisible, jugar con los mayores a que crean lo que no es? Pues para ellas también es divertido, y por eso juegan.


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Según afirman, el cambio de apariencia les supone un notable esfuerzo, un importante consumo de energía, por lo que si adoptan el tamaño de un ser grande no lo pueden mantener mucho tiempo. Éste es el motivo de que la mayoría de las hadas, si tienen que cambiar de forma, prefieran un cuerpo pequeño. Aunque no todas tienen esta cualidad, algunas son tan pequeñas que no pueden cambiar de tamaño.

En relación con su apariencia física, independientemente de que sean grandes o pequeñas, suelen tener algunos rasgos delatores. Dicen que cuando adoptan la forma humana, siempre tienen algún rasgo exagerado o deformado que las descubre. El más conocido son sus orejas puntiagudas, como recordamos en Campanilla. Otros son sus pies, a veces de cabra; o los pechos, normalmente muy largos y colgantes; o la espalda, totalmente hueca. En la descripción de las hadas suele ser muy común la referencia a su largo cabello rubio que cumple una doble función, además de resaltar su belleza oculta este rasgo deforme. Las Aguane, por ejemplo, tienen los pies al revés, las Vile yugoslavas tienen pies de cabra, las Mujeres del Río tienen los pechos tan largos y deformes que se los echan a la espalda y los tapan con los cabellos, y de las Lamias dicen que pueden tener pies de cabra o de oca.


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En muchas hadas, aunque no es un rasgo común a todas ellas, se pueden descubrir dos pares de alas en su espalda, el segundo más pequeño, que no usan para volar. Al ser seres etéreos el pensamiento les puede servir para desplazarse o volar, sin necesidad de un miembro destinado a ello. También se habla de que las suele envolver un halo luminoso. Si recordamos la versión de Disney, Campanilla siempre está rodeada de unhalo luminoso, una especie de polvo dorado, que es el que permite que pueda volar. Cuando la perra Nana no puede volar, espolvorea al animal hasta que éste empieza a elevarse.

Respecto a su materia, además de cambiante, es espiritual, etérea, por lo que la mayoría de las veces son invisibles al ojo humano. Prefiero decir invisibles sólo al ojo humano porque parece ser que los animales, con los sentidos más agudos que los nuestros, como la vista, oído y olfato, parece ser que sí notan su presencia. Tienen la capacidad de hacerse a su antojo invisibles y visibles al ojo humano, por eso es tan difícil verlas. En un bosque, por ejemplo, puede ser que veamos una dríade, un ser con apariencia de mujer y de pronto desaparece esa imagen y sólo escuchamos el rumor de unas hojas, y nuestra razón se encarga de informarnos de que era el viento. Pero no, puede ser que no nos hubiéramos equivocado, y en realidad fuera una dríade que se volvió invisible y sólo nos quedó el rumor de las hojas.




JUEGOS

Si a las hadas les gusta divertirse, no podemos negar que no hay mayor diversión que los juegos, sobre todo si con quienes juegan es con los humanos. Les encantar gastar bromas, jugar al escondite, a los juegos de pelota, al ajedrez, les alegra contar cuentos, etc.

hada traviesa
Entre sus bromas preferidas está la de perder a los humanos desorientándolos por el bosque, mientras se burlan desde su escondite viendo como los hombres dan vueltas una y otra vez por el mismo sitio. Otras veces juegan a asustarlos, le rozan apenas el brazo, o la pierna, o les tiran pellizquitos, y se ríen viendo los saltos y los sobresaltos que se llevan los mortales, o hacen ruidos por la noche para que los niños se asusten. Otras veces juegan con los hombres a las apariciones, se hacen visibles por un instante y luego desaparecen, desconcertándolos. Otras veces los hacen volverse locos cambiando las cosas de sitio, escondiéndolas, lo que explica que muchas veces no encontremos las llaves. Y así pasan felices el tiempo. En el bosque disfrutan más, porque el hombre se mueve peor en ese medio y se asusta con más facilidad. En el bosque podemos escuchar sus risas continuamente, confundidas con el rumor de hojas.

A las hadas aristocráticas les encanta el ajedrez, sobre todo si juegan contra un humano. Dicen que las más habilidosas en este juego son las Daoine Sidhe de Irlanda y las Sidh de Escocia. Pero no son limpias en el juego, porque es tal su superioridad frente a los humanos que les gusta retarlos a tres partidas, haciendo como que se dejan vencer en las dos primeras partidas, para que se confíen. Luego los convencen para hacer apuestas cada vez más ambiciosas, y en la tercera, cuando ya los tienen a su merced, se muestran implacables, ganando el premio que ellas eligen.

Cuenta una historia que el rey de una corte élfica estaba enamorado de Elena, una joven mortal terriblemente bella, pero había un inconveniente a este amor, la joven estaba casada. Durante un tiempo el rey la sedujo sin contemplaciones, hasta lograr convencerla. La muchacha esperaba el momento de poder escapar con su amante, olvidando los deberes contraídos con su marido. Una noche el rey élfico se presentó a las puertas de su casa:
-¿Qué quieres? - preguntó el marido al joven apuesto que golpeaba su puerta.
- He pensado que querrías jugar al ajedrez conmigo, me han dicho que no hay jugador mejor que tú en estas tierras.
Las falsas adulaciones convencieron al incauto marido, que permitió que aquel hombre entrara en su casa. Jugaron una primera partida y el rey se dejaba ganar. Viendo que la partida le era favorable a su adversario le propuso una apuesta, quien ganara le regalaba al otro cincuenta de sus mejores caballos, y así lo hicieron. Como era de esperar ganó el mortal, que se alegró de recibir cincuenta corceles de raza.
A la noche siguiente de nuevo dos golpes sonaron en la puerta, más rápido corría el infeliz soñando con otra victoria. Comenzó la partida. Primero iban igualados, pero cayó una torre que abría grandes expectativas al mortal.
- ¿Hagamos una apuesta? - dijo el rey, y el mortal no podía aguantar la risa creyendo en la ingenuidad de su rival.
- De acuerdo. Esta vez la apuesta la hago yo. Quien venza entregará a su adversario cincuenta de sus navíos.
- Me parece buena apuesta- dijo el rey élfico.
Esta vez trató de aguantar un poco más la partida, pero finalmente dejó caer el rey de sus piezas. Había ganado de nuevo el mortal.
Por tercera noche unos nudillos golpeaban la puerta.
- Esta noche vengo por mi revancha. Me he estado entrenando - dijo el rey élfico- quien venza esta noche elige su premio.
El hombre no podía caber en sí de gusto. Empieza la partida. Primero parecía que era clara la ventaja del marido, pero una celada inteligente le hizo perder toda ventaja. Caen nuevas piezas, un caballo, un álfil, otro peón. La partida continúa. Pero de pronto, ¡zas! no se lo creía el hombre, su reina caía en una trampa mortal que dejaba solo a su rey. El hombre sentía rabia de haberse dejado confundir de esa manera.
- Bien, has ganado, ¿cuál es tu premio?
- Quiero a la mujer que tienes por esposa.
Se acercó a ella, la rodeó con sus brazos y desapareció con ella.

El otro gran divertimento de las hadas son los cuentos, sobre todo los cuentos que hablan de ellas. En Peter Pan, la película de Disney, Campanilla y Peter Pan acudían cada noche a escuchar los cuentos de Wendy.
Algo que caracteriza a los cuentos de hadas son los obstáculos que tiene que superar el protagonista. En algunos relatos, este obstáculo suele ser tener que contar un cuento para que la hada o el elfo le ayude a encontrar lo que busca o le dé la respuesta para poder continuar su camino. En ocasiones un hombre vaga perdido de noche por el bosque hasta que llega a un palacio. Las puertas son inmensas, de hierro forjado negro. Un hombrecito pequeño se asoma a la puerta y le pregunta qué desea.
- Quiero un poco de comida y una cama de dormir, vengo muy cansado.
El hombrecito le mira a través de la puerta.
- ¿Sabes contar un cuento?
Y dependiendo de la respuesta continúa el relato. Si el humano asiente le abren la puerta con toda amabilidad, lo esperan todos sentados alrededor de la chimenea, esperando un cuento, y le dan la mejor comida y habitación de la casa. Si el hombre no sabe contarlo su suerte es terrible, lo expulsan del castillo y lo obligan a vagar por el bosque.
Tengo que decir que este segundo final no lo he leído en ningún cuento, porque sólo es una amenaza. Le dicen:
-Si sabes contar un cuento pasa y te lo pagamos con comida abundante, si no vuelve por donde has venido, que aquí no eres bien recibido.
Y el humano siempre acaba contando el cuento, ¿o es que ustedes no lo contarían?


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CONDUCTA Y MORALIDAD DE LAS HADAS



Quiero empezar este punto advirtiendo al lector sobre sus prejuicios. En algunas ocasiones es complicado justificar su actitud, pero no por ello debemos condenarlas de antemano sin intentar comprenderlas. Digo en defensa de las hadas que cuando analicemos su conducta, lo hagamos con la mente abierta y pensando desde su punto de vista, porque entonces comprenderemos mejor su mundo. Si juzgamos el bien y el mal según la óptica del hombre no entenderemos nada, porque ellas tienen sus propios motivos y una moralidad distinta.

dos haditas con unicornio

Las hadas, como el resto de los seres féericos, son alegres, vitalistas, bromistas y juguetones. Lo complicado es entender para los hombres lo que ellos consideran broma, porque lo que para ellos es una broma divertida, para nosotros puede ser una broma de muy mal gusto. En estos casos nos es difícil entender los motivos de sus bromas pesadas.


El que sean alegres y vitalistas, no quere decir que no puedan estar tristes, sentir dolor o, incluso, morir de amor. Dicen que la Asrai gemía mientras que el pescador la llevaba a la orilla y, si no, pensemos en la ninfa Calipso, que murió de tristeza por la marcha de su amor.
Hay una idea muy extendida, para mí errónea, que sostiene que, como las hadas no tienen alma, no piensan ni sienten profundamente. Puede ser que piensen menos, o que se sobrepongan a las penas antes que nosotros, pero, ¿debemos por eso decir que no piensan o no sufren? No lo sé.

No sé si tienen alma, pero parece que no, al menos individual, pero no por ello negaré que no conocen el dolor o los sentimientos, aunque todo sea de un modo más débil que el nuestro. No discuto que su pensamiento sea más simple o limitado, pero, ¿por ello debemos afirmar que no sufren? En muchas historias de matrimonio entre hadas y mortales, vemos cómo se pueden enamorar de verdad y sufrir de amor, y también sufren cuando se tienen que separar de sus hijos y abandonan al marido.


Tampoco hay que pensar en unos seres ideales, alegres y bondadosos. Las hadas conocen la venganza, y bien que la utilizan, y conocen el odio y saben defenderse muy bien de los ataques humanos. También es cierto que en principio, sin motivo, no son seres dañinos con el hombre, al menos la mayoría. El problema surge cuando analizamos sus motivos. Para un hombre ir de caza y matar a un venado, no es motivo de ataque, pero para ellas, que protegen sus animalitos, éste puede ser un motivo incluso de muerte, dependiendo del mal humor de las hadas.

Voy a poner algunos ejemplos:
Un hombre va de caza y entra en un bosque protegido por hadas, ¿qué harían las hadas?

Si es una Vila, que son más severas, intentará primero alejar al hombre del bosque a cualquier precio. Si el hombre logra superar todos los obstáculos, que serán muchos y peligrosos, y llega a disparar a un animal, la Vila se vengará y le provocará un gran daño, pudiendo incluso matarlo.
La Seligen también protegen sus animalitos, pero tienen un corazón bondadoso. Si el hombre dispara al animal, la Seligen utilizará toda su astucia para que no le mate, moverá la escopeta para que yerre el disparo, o hará que se doble como si fuera plastilina.

¿Pero son peores por ello las Vile? Parece ser que las hadas tienen una gran intuición, y conocen mejor que nosotros mismos nuestras intenciones. Si una Vila reconoce a un hombre de buen corazón le ayudará, y dicen que a las personas sencillas del campo les ayuda en la siembra. Si una Vila se venga de este modo es porque ha visto la maldad en el corazón, y eso no lo perdona.
Como vemos no podemos generalizar sobre la bondad o maldad de las hadas. Hay hadas que por naturaleza son bondadosas e intentarán ayudar al hombre, como las anjanas, las damas blancas, las hadas madrinas, etc. Otras, sin embargo, no es necesario que el hombre le dé muchos motivos para hacerle daño, como las mujeres del Río, que si están las aguas un poco revueltas, corres gran peligro de que estén de mal humor y te ahoguen.
Sin embargo, sí parece que hay algunos patrones en su conducta, ciertos valores que ellas defienden y que castigan si no los cumples.
En su escala de valores, el respeto por la intimidad, la generosidad, el trato respetuoso, la nobleza de corazón y la limpieza son para ellas grandes valores. Por el contrario atacan con severidad el egoísmo, la brusquedad, el mal genio, la mezquindad, la suciedad y los malos modales. Y prefieren la alegría a la tristeza.
En algunos relatos el eje central de la historia es el respeto por la intimidad. En éstos el castigo del mortal llega porque un hombre se pone a curiosear en una fiesta de las hadas, o porque las mira mientras se bañan. Para ellas éste es un motivo más que justificado de castigo. Si a una Lamia te atreves a observarla mientras te bañas, tienes tres días para casarte con ella. Si no lo cumples, la ley de las hadas caerá sobre ti matándote.


La generosidad es otro de sus grandes valores. Valoran si un mortal por la noche, al acostarse, les deja comida, un vaso de leche o vino, también aprecian que al recoger fruta del bosque no se coja toda la fruta, sino que dejemos algo para ellas en el árbol. Si un hombre actúa así, tendrá una racha de suerte inesperada. Si puedes, y te recompensarán por ello, deja cada noche tu balcón limpio para que entren sin mancharse, y en la mesa del salón pon un vaso de leche, un vaso de agua, pan y queso. Es inimaginable la alegría de las hadas. El vaso de agua limpia, aunque parezca una tontería, para ellas es muy importante, porque con esa agua limpia pueden lavar a sus bebés.

A veces ponen a prueba la generosidad y la caridad de los mortales, haciéndose pasar por viejecitos que les piden comida o bebida por el camino. Si el mortal se muestra generoso aún más generosas serán ellas en la recompensa, porque premian el buen corazón de las gentes.

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Si no tienes compasión con los que sufren, ni ayudas a los que te necesitan, cuando necesites ayuda tampoco te ayudarán. Ésta parece ser la moraleja.

Como contrapartida castigan los malos tratos, la rudeza, la brusquedad. Las hadas odian a los hombres que pegan a sus mujeres. A veces para que un mortal se pueda casar con un hada, el padre pone como condición que no golpee a su hija, porque si no ésta desaparecerá.

Resumiendo sus valores, aprecian la discreción, la hospitalidad, el respeto por la intimidad, la generosidad, la gentileza, la honradez, la limpieza y el trato cortés y respetuoso. ¡Qué grandes valores!¿verdad? Pero no nos engañemos. No todo es tan simple.

Cuando al principio decía que a veces su moralidad es difícil de comprender, no me refería a estos valores, ya quisiéramos que muchos mortales los cumplieran. El problema es la cantidad de acciones que ellas ven bien, o no mal, y que el hombre, y estarán de acuerdo conmigo, no comparte.
Tienen una moralidad muy estricta, ya lo hemos visto, pero no ven mal el robo, ¡qué tontería! En ocasiones son robos pequeños, como harina para hacer sus bollos, trigo, pero otras veces roban ganado, comida, incluso personas, como niños y mujeres. También les gusta tomar la leche de la vaca directamente, y se la beben, dejando sin leche al ganadero que por la mañana va a ordeñar la vaca para los suyos.
Hay que decir en su favor que, cuando pueden, intenta devolver lo prestado, y son muy agradecidas, devolviendo más de lo que han cogido o dejando algo de mayor valor en su lugar.
Otra contradicción en ellas es la verdad y la mentira. Valoran en los mortales que digan la verdad y sean sinceros en sus actos, pero muchas de ellas no siempre dicen la verdad, a veces por juego. Para comprender a las Lamias hay que saber que dicen lo contrario de lo que piensan, y que dicen sí cuando quieren decir no. En ocasiones es por confundir a los hombres. No mienten, pero les gusta el lenguaje equívoco, pero, ¿es o no lo mismo?
También puede chocarnos a los hombres su modo de agradecer. En ocasiones, cuando un mortal se porta bien, se ven ampliamente recompensados, por ejemplo con trigo. El problema es que a veces te devuelven tu trigo cogiéndolo de tu vecino, creando con ello en el mortal cargos de conciencia.
Otro planteamiento que no comparte el hombre, es su contradicción entre la generosidad que ellas defienden, y sin embargo su obsesión por poseer tesoros. Muchas de ellas, como las Xanas, su máxima preocupación es proteger y ampliar sus tesoros. A ojos del mortal esta actitud es mezquina y criticable, contraria a la generosidad, porque si tienes mucho probablemente es porque compartes poco. Pero de nuevo ellas nos sorprenden con su actitud, pueden llevar meses guardando riqueza, y si un mortal les ayuda con una tontería son capaces de darle una olla llena de oro.

Como vemos, es un mundo complejo, con sus propias leyes. En ocasiones coinciden con nosotros, en otras no podemos entenderlas. No pretendo con este punto defenderlas o justificarlas, simplemente que tengamos en cuenta que no debemos juzgarlas, porque no somos dioses. Con conocerlas nos es suficiente.


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VIDA, MUERTE Y PENSAMIENTO EN LAS HADAS
Un tema discutido y discutible es la mortalidad de las hadas, ¿son mortales como los humanos o inmortales como los dioses? En este tema, salvo excepciones, parecen todos ponerse de acuerdo en afirmar que las hadas son mortales, pero eso sí, su vida es mucho más larga que la nuestra.
Recordemos que su tiempo no es el mismo que el nuestro, que un año en la vida de un hombre es un día en el mundo de las hadas.

El tiempo, al transcurrir tan lento, hace que tarden mucho en envejecer y en morir. Esta lentitud del tiempo puede provocar la sensación de que no transcurre, de que no envejecen, y que no mueren. Pero no es cierto. No hay que equiparar la muerte de las hadas con la de los humanos; las hadas simplemente desaparecen. Para que una Asrai muera, es suficiente con que le dé la luz del sol, que la disuelve en agua, y cuando el agua se seca desaparece. Para matar a una Dríade basta talar el árbol en el que ella vive, al matar el árbol muere con él su hada.

Hay personas que aseguran haber presenciado el funeral de un hada, una procesión de pequeñas criaturas llevando un cuerpo sobre un tálamo hecho de flores. Coincido con algunos autores en la opinión de que no es un funeral real, sino que sólo están jugando a imitar a los hombres. Dos pensamientos me llevan a opinar esto: uno, las hadas no ven la muerte como los hombres, no es algo doloroso, por lo que no tendría sentido verlas realizar algo serio como una procesión, más propio sería ver un baile como muestra de alegría por la muerte, no una procesión en silencio llevando un cuerpo; y dos, se sabe que muchas de las hadas desaparecen al morir, lo que no les permitiría llevar su cuerpo a ningún sitio.


De nuevo mantengo que las hadas en realidad se estaban carcajeando de la seriedad humana y nada más divertido que imitarles. Casi me parece estar oyendo sus risas.

El mundo humano y el élfico se muestran completamente opuestos en en el pensamiento. Parece ser que en el mundo élfico no podemos hablar de un pensamiento construido como tal, sino que sólo podemos hablar de conductas, modos de actuar.

Según afirman las hadas no tienen alma, por lo que es más fácil de comprender que tengan una conducta tan diferente de la humana. Al parecer, las hadas no tienen un alma individual, sino colectiva, lo que explicaría mucho de su forma de actuar. Explicaría su deseo de tener un alma el que en ocasiones se muestren traviesas o malas con el hombre, fruto de la envidia, o también el que anhelen por otro lado unirse a los hombres. El matrimonio con un hombre les daría un alma, por eso es tan terrible para la ley de las hadas el casarse con un hombre, porque se alejan del alma colectiva que las une a las demás.


En algunos relatos de matrimonio entre hada y mortal, el hada le pone como condición que jamás le diga lo que oye cuando pasa de nuevo por el sitio donde la recogió, que nunca le diga lo que están diciendo sus hermanas, porque entonces tendría que volver. Normalmente lo que suelen decir es “vuelve con los tuyos”, entre llantos. El dolor que sienten sus hermanas nos confirma la traición que supone para las hadas el que un hada se case con un mortal.


Hay un leyenda sobre las Gwragedd Annwn, que explica muy bien el pensamiento tan diferente del nuestro. En este cuento el padre de un hada le pone como condición al marido que no golpee jamás tres veces a su hija, porque con el tercer golpe regresará a su mundo. El hombre es bueno con su mujer, a la que adora, pero por incomprensión la golpea tres veces, y ésta desaparece. Analicemos este cuento.





Una de las veces que la golpea es en un bautizo. Los hombres están felices, las hadas lloran desconsoladas. Para las hadas bautizar es dar nombre al ser nuevo, separarlo de esa alma común
que todas tienen, es individualizar, darle alma propia. Para ellas es una tragedia, porque bautizar es separar del origen común. También debemos recordar la importancia que tiene para las hadas el nombre, nunca debemos llamarlas por su nombre. En el cuento de la dona d'aigua el que el marido la llame por su propio nombre es motivo para que ella la abandone, la condición que le pone. Así, en un bautizo, la Gwraggedd Annwn llora desconsolada ante el estupor de su marido, y para que deje de llorar éste la golpea.

Otro de los golpes llega en una boda. Todos ríen felices, ella llora. La boda de nuevo conlleva la pérdida del alma común. Al casarse con un mortal las hadas se separan del alma común para adquirir alma humana. Es cierto que las hadas se casan buscando este alma, pero para las hadas hermanas es motivo de nuevo de tristeza infinita, de desgracia. En las Anjanas, por ejemplo, el mayor tabú que una Anjana puede infringir y por el que recibe el mayor castigo es casarse con un hombre. De nuevo los hombres ríen felices mientras la hadita lloraba, ante la incomprensión del marido que le da un nuevo golpe.

Y el tercer golpe, a ojos del marido, también es lógico. Están en un funeral, lloran todos ante la pérdida del familiar querido que nunca volverán a ver. El hada reía feliz. Para un hada la muerte es la vuelta a esa alma común, la vuelta a los orígenes, a la unión con el resto de sus hermanos. Ella reía feliz en medio del funeral. Ante la vergüenza que siente el marido por el comportamiento de su mujer la golpea por tercera vez.

Según esta explicación, si el entierro para las hadas es motivo de alegría, no me parece que fuera real el funeral protagonizado por las hadas. Sin duda nos estaban imitando.

En cuanto a su pensamiento, al carecer de alma, es mucho más simple que el nuestro. Como dije al principio de este punto, en estos seres apenas hay pensamiento, hay actuación de acuerdo con unas normas que ellas mismas se han puesto. Sobre si tienen o no lenguaje, parece evidente que comprenden el lenguaje humano, además del de los animales, aunque en la mayoría de los relatos se resalta lo poco que hablan con los humanos.

En los relatos que narran cómo un mortal se ha enamorado de un hada, para atraerla hacia él, al hombre le basta con levantar la mano hacia ella, en señal de que ella le dé la mano, y su respuesta es aceptar dócilmente, atendiendo la demanda sin rechistar ni dar su aprobación.


También son muchos los relatos en que un mortal mira durante muchos días a un hada, y la respuesta de ella es sólo una boba sonrisa mientras peina su cabello a la orilla de la playa o de un río. De las Gwragged Annwn se sabe que sólo saben contar hasta cinco, lo cual no nos dice mucho de la inteligencia de estos seres. Pero en esta simpleza de pensamiento hay mucha alegría. Si tuviera que definirlas diría que son alegres, traviesas, amantes de la vida, disfrutando de su tiempo dedicándose a bailar, cantar, jugar o trabajar, sin mayores preocupaciones ni planteamientos, lo cual es un poco envidiable, pero también saben ser madres de sus bebes , los cuidan y los protegen y todas son responsables de ellos cuando nacen, cantan nanas, y los cuidan, ellas todas son un solo espíritu colectivo, puede decirse que son todas una con el creador.



Y hasta aqui por hoy mi historia sobre las hadas.

fuente>
.elmundodelashadas.com
Alejandra Ramírez Zarzuela


Con amor. Dannys.
http://gruposiron.ning.comcâlins